La actividad se enmarca dentro del programa «Mi espacio sin límites» del bibliobús capitalino y tiene por objetivo fomentar la lectura entre quienes se encuentran privados de libertad, facilitándoles el acceso a través de cajas viajeras y formando lectores a través de los talleres que se realizan y se han desarrollado en diversos penales de la capital.

«Nuestro bibliobús se concibe como un servicio urbano, y es en ese sentido que decidimos trabajar con las cárceles de la Región Metropolitana, ya que detectamos que las personas que se encuentran ahí no tienen la posibilidad de acercarse a la lectura por su condición. Asimismo, creemos que todas las personas tienen derecho a acceder a bienes culturales y encontrarse privado/a de libertad, no debiese ser un impedimento para eso», declaró Daniela Osorio, encargada del bibliobús de la Biblioteca de Santiago.

Ente diez y doce internos participan en las reuniones que se realizan desde julio todos los miércoles en la calle 3A, lugar en que viven los internos y en un pequeño espacio que tienen habilitado como biblioteca comunitaria. Leen cuentos, conversan sobre lo leído y también de su vida, porque la literatura también es eso, un lugar para expresarse y compartir con otros y otras.

Para ellos, este espacio se ha convertido no sólo en una reunión para hablar de lecturas, sino en un espacio imaginario en el cual pueden «escapar» del espacio real que se encuentran inmersos.

«Para nosotros participar de este taller es salir libres y olvidarnos por un rato que estamos privados de libertad», dijo uno de los internos que participan del taller.