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Alfredo Fica 20 años de bibliobuseos por Aysén

Región de Aysén

Alfredo Fica 20 años de bibliobuseos por Aysén

Publicado el 19/04/2015
Alfredo Fica 20 años de bibliobuseos por Aysén
Desde el inicio del proyecto ideado por María Victoria Penni Swart en 1995, Alfredo Fica ha guiado el vehículo.

El pasado viernes 16 de abril [de 2015] uno de los pioneros de los bibliomóviles chilenos cumplió 20 años. Uno de los pioneros, porque en estricto rigor el bibliomóvil de Aysén sería el primer bibliomóvil creado desde una coordinación de bibliotecas de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos. Puesto que el primer bibliobús chileno se remonta a finales de los sesenta en la Universidad de Chile.

Sin embargo, esto no le quita para nada honores y motivos para festejar la tremenda labor que ha desarrollado esta coordinación y particularmente el esfuerzo de Alfredo Fica, quien desde el inicio del proyecto ideado por María Victoria Penni Swart en 1995, ha guiado, literalmente, el vehículo que en dos décadas ha cambiado de formas pero su espíritu encarnado en la figura de Alfredo se ha mantenido intacta.

La tarea de Alfredo no ha sido para nada sencilla, considerando que trabaja solo por las rutas australes en donde el viento, el frío y la nieve son parte de la rutina.

"Especialmente se me hace difícil trabajar solo y tener que cumplir con mi itinerario cuando llega el invierno, esos meses siempre me ponen tenso al conducir. A pesar de que ya tengo 20 años haciendo lo mismo. Aunque hay inviernos más severos que otros. Por ejemplo el de ésta temporada ha sido más benevolente y hasta el minuto no he tenido que colocar cadenas a las ruedas del vehículo. De todas maneras, siempre vale la pena llegar a los puntos que debo atender y siempre es gratificante cumplir con esta labor", dice Alfredo.

Para entender el éxito del bibliomóvil de Aysén particularmente dado por la constancia vale la pena consultar sobre su secreto.

"Siempre he dicho que parte del éxito del bibliobús en la Región de Aysén se debe a que hablamos el mismo lenguaje con los usuarios, campesino patagón, hombres de palabra, desconfiados al principio, pero cuando ya te conocen te aceptan y te entregan su confianza, lo mismo con los niños. Necesitan confiar en quien lo atiende, no sólo se trata de llevar libros, si no que conocerlos mejor, compartir con ellos distintos temas, comentar la historieta, el libro una noticia del diario, o una buena broma".

Después de 2 décadas y en ocasiones ser tildado como el "decano" de los bibliomóviles de la Dibam, no es menor. Ante tal trayectoria considerando el contexto en el que se mueve Alfredo. Es casi imprescindible preguntar qué es lo que lo ha mantenido en este oficio que en algunas ocasiones ha sido ingrato. Considerando el riesgo, y el sacrificio que tiene. ¿Qué es lo positivo?

"Considero que una de las cosas positivas es que todos los días son diferentes. Diferentes lugares, diferentes personas. Amigos que ves cada 15 días. El no estar encerrado en una oficina mirando los muros y el notebook. Creo que eso es lo que más me gusta y me apasiona de mi trabajo. El interactuar con la naturaleza, compartir con la gente y saber que soy un aporte a la formación de los niños de mi región".

Con la misma claridad con la que responde sobre lo positivo de su función es muy certero en responder sobre su futuro.

"A mí me encantaría seguir haciendo lo mismo en el futuro, pero físicamente no creo que soporte este ritmo y carga de trabajo. Manejar, atender público, hacer cuenta cuentos y todo lo que conlleva una biblioteca móvil. En verdad, considero que a estas alturas, casi no debo complicarme con el incierto futuro, tengo suficiente con el presente".